Te damos consejos prácticos para que aproveches al máximo las cáscaras de ajo y de cebolla.
Dos de los ingredientes más comunes en todas las cocinas del mundo son el ajo y la cebolla. Al cocinarlos, la mayoría de las personas tira, automáticamente, la piel. Pero eso es un error y aquí te explicamos por qué.
Como bien explican en Farmers Almanac, todas las plantas deben producir lo necesario para defenderse de la intemperie y sobrevivir. Por eso, muchas propiedades protectivas en diferentes vegetales se encuentran en la parte externa; esto es, en la piel.
Así, la piel de la cebolla y de los ajos está cargada de vitaminas A, C y E, además de muchos antioxidantes.
También, la piel de la cebolla es rica en Quercetina, un flavonoide que puede servir como antioxidante y como agente desinflamatorio.
Por su parte, la piel del ajo contiene fenilpropanoides que pueden ser auxiliares para reducir los niveles de colesterol en la sangre y ayudar al sistema inmune.
Por eso, al usar la piel de ajo y de cebolla en la cocina, puedes añadir un toque extra de sabor sin descartar todos los nutrientes que, normalmente, tiras a la basura.
Aquí te damos algunos sencillos consejos para aprovecharlos.
Deja la piel cuando tuestes un ajo
Si quieres añadir ajos tostados a un platillo, pero no quieres que todos queden uniformemente tostados, puedes agarrar algunos ajos y tostarlos con todo y cáscara. Así, cuando los peles, vas a tener todas las propiedades de la piel en el centro del ajo y unos dientes bien cocidos, pero suaves y tiernos.
La piel del ajo y la cebolla son valiosas en una composta
Si tienes una composta en casa, las pieles de los ajos y las cebollas son un rico añadido de nutrientes. Si no tienes una composta, siempre puedes tirar las cáscaras que te sobren en macetas con plantas. Las cáscaras de ajo son especialmente maravillosas porque puedes machacarlas fácilmente y esparcirlas para que las plantas aprovechen al máximo sus nutrientes.
Utiliza la piel del ajo y la cebolla para la base de caldos, pasta y arroz
Mucha gente, cuando cocina una base de caldo (un caldo de res o un caldo de pollo), cuando va a hervir la pasta o cuando estás preparando arroz (después de freírlo o cuando pones el agua en caso de arroz al vapor) añade hierbas de olor. Estas pueden ser hojas de laurel, unos cuantos clavos, cilantro o cualquier otra hierba. En ese momento, también, puedes añadir las cáscaras del ajo y de la cebolla.
De esta manera, das un toque extra de sazón en tus preparaciones, aprovechas todos los nutrientes de las cáscaras y luego puedes colarlas con todas las otras hierbas de olor que no vas a servir en el emplatado final.
Para preparar pan
Una forma de añadir nutrientes al pan -si es que te aventuras a preparalo en casa- es añadirle cáscara de ajo en polvo. Con cualquier procesador de comida o, mejor aún, con un molcajete o un moledor manual, puedes hacer polvo las cáscaras de los ajos y añadirla a la preparación del pan con el harina. Esto dará un toque discreto de sabor a tu masa y muchos beneficios nutricionales extra al pan que preparas.
Ayuda al sueño y alivio estomacal
Las cáscaras de cebolla también pueden servir como un auxiliar para conciliar el sueño y como un alivio casero para el dolor estomacal.
Para utilizarlas en contra del insomnio, basta verter agua hirviendo sobre cáscaras de cebolla hasta que estén completamente cubiertas y dejarlo macerar durante quince minutos. Cuela el resultado y bébelo. También puedes utilizar una tetera, pero ten cuidado porque el sabor puede afectar el de otros tés.
Para utilizarlas como alivio casero para el dolor estomacal, se recomienda que pongas a hervir las cebollas durante veinte minutos. Luego cuela el resultado y bébelo antes de dormir.
Colorante natural
¿Sabías que puedes utilizar las cáscaras de cebollas moradas o de cebollas rojas para hacer un colorante natural?
Seguro has notado, cuando estás cocinando cebollitas moradas para una salsa o para acompañar una rica cochinita pibil, que todo lo que tocan las cebollas se colora. Pues bien, la cebolla tiene taninos naturales que pueden servir muy bien para teñir lana o para usar, por ejemplo, para pintar huevos de pascua o hacer acuarelas naturales para los niños.
Para teñir naturalmente una madeja de lana, pon las cáscaras de cebolla en un sartén profundo y cúbrelas con mucha agua. Cuando el agua hierva, baja el fuego a lo mínimo y deja las cebollas cocinarse entre 45 minutos y una hora. Una vez que observes que soltaron todo su color las cáscaras, cuela el resultado y tira las cáscaras en una maceta o composta.
Deja enfriar el líquido colorante (recuerda que puedes arruinar la lana si la tratas de teñir con agua hirviendo). Cuando esté frío, baña la lana en la mezcla y déjala que se impregne con el color. En realidad, este es un colorante tan poderoso que no necesitas agregar mordiente. Pero, si lo haces, puedes descubrir otra gama completamente nueva de colores.
Si utilizaste muchas cáscaras, obviamente, el color será más intenso que si utilizaste poquitas cáscaras. Así que puedes hacer varios experimentos para ver cuál es la mezcla ideal que más te gusta.
También puedes utilizar la mezcla de tinte para colorarte el cabello o las canas. Para hacerlo, utiliza el mismo proceso y vierte, lentamente, el condensado de color colado en tu pelo. Deja reposar entre media y una hora y luego enjuaga.
Ojalá que te haya servido estos consejos y, recuerda, que no necesitas utilizar la piel del ajo y de la cebolla inmediatamente. Siempre puedes guardarlas en una bolsa en el congelador y esperar el momento ideal para utilizarlas.
También recuerda que, entre más aprovechemos los ingredientes de nuestra cocina, menos desperdicios produciremos y menos contribuiremos a la destrucción del planeta